…hoy
como siempre me levante un poco tarde, agradecida, porque es de esas veces que puedo sentirme
feliz al amanecer, muchas otras me despierto angustiada por un mal sueño o una
pesadilla, hoy como cada mañana le daba gracias a mi Padre por el nuevo Día y
hacía mi petición de siempre: que me concediera pararme frente a la vida como
su hija, con dignidad, que me permitiera ser luz frente a mi prójimo… y que me
recordara a cada momento su presencia para que yo no olvide nunca su esencia en
mi alma…. y casi siempre al anochecer me pongo de rodillas y agacho mi cabeza
para decirle: “ Padre perdóname por
fallarte, me pesa en el alma ofenderte, ten misericordia de mí” y de eso
modo le dedico todos mis intentos y al final de cada uno le pido más fuerzas
para volver a intentarlo…yo sé que un día lo lograré, porque es bien cierto que
ya no soy la misma de ayer, hoy tengo conciencia y entonces soy capaz de
disfrutar cada cosa que pasa a mi alrededor, la acepto y comprendo que nada
sucede por casualidad, todo, bueno o malo tiene un objetivo… hoy trato de
mantener mis sentidos alertas para percibir cada mensaje…
He
aprendido que el trabajo es también un medio para servir al prójimo y que el
fin no es el dinero… hay algo más grande que eso…hoy puedo percibir el bien en
cada persona que tengo a mi lado, detrás
de sus corazas siempre hay un ser vulnerable y sensible hambriento de una mano
amigo… esos son los regalos más hermosos.
Estoy
lejos de mi familia y claro que los extraño, lo extraño demasiado, pero sé que
al final de esta colina vienen cosas hermosas… y yo quiero llegar hasta ahí, a
donde quiera que sea….
“No
me importa en qué lugar de la mesa me hagas sentar, ni el color de mi corona, si la llego a ganar… solo déjame mirarte cara
a cara y perderme como un niño en tu mirada…. Y que pase mucho tiempo y que nadie diga anda….
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