7 de febrero de 2013




…hoy como siempre me levante un poco tarde, agradecida,  porque es de esas veces que puedo sentirme feliz al amanecer, muchas otras me despierto angustiada por un mal sueño o una pesadilla, hoy como cada mañana le daba gracias a mi Padre por el nuevo Día y hacía mi petición de siempre: que me concediera pararme frente a la vida como su hija, con dignidad, que me permitiera ser luz frente a mi prójimo… y que me recordara a cada momento su presencia para que yo no olvide nunca su esencia en mi alma…. y casi siempre al anochecer me pongo de rodillas y agacho mi cabeza para decirle: “ Padre perdóname por  fallarte, me pesa en el alma ofenderte, ten misericordia de mí” y de eso modo le dedico todos mis intentos y al final de cada uno le pido más fuerzas para volver a intentarlo…yo sé que un día lo lograré, porque es bien cierto que ya no soy la misma de ayer, hoy tengo conciencia y entonces soy capaz de disfrutar cada cosa que pasa a mi alrededor, la acepto y comprendo que nada sucede por casualidad, todo, bueno o malo tiene un objetivo… hoy trato de mantener mis sentidos alertas para percibir cada mensaje…
He aprendido que el trabajo es también un medio para servir al prójimo y que el fin no es el dinero… hay algo más grande que eso…hoy puedo percibir el bien en cada persona  que tengo a mi lado, detrás de sus corazas siempre hay un ser vulnerable y sensible hambriento de una mano amigo… esos son los regalos más hermosos.
Estoy lejos de mi familia y claro que los extraño, lo extraño demasiado, pero sé que al final de esta colina vienen cosas hermosas… y yo quiero llegar hasta ahí, a donde quiera que sea….
“No me importa en qué lugar de la mesa me hagas sentar, ni el color de mi corona,  si la llego a ganar… solo déjame mirarte cara a cara y perderme como un niño en tu mirada…. Y que pase mucho tiempo  y que nadie diga anda….

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