Perpleja por la noticia, quise entender porque te ibas, no había casi nada solo un silencio que susurraba en mi oído con un eco de tristeza, un tristeza que rebotaba y rebotaba en mi corazón, no sé bien a donde ha ido alma, esa esencia tuya que no hemos de olvidar, no sé a dónde va y eso me pone a pensar; me gustaría pensar que existe un cielo para ti, que existe alguien del otro lado esperándote, que no estarás solo, que no estarás triste. Quiero pensar que si tienes que recorrer algún camino que será de día y no de noche, que sea el bosque y no el desierto, y que llegues bien a donde tenga que ser, que seguro hay algo para ti al final de ese camino, eso que desde aquí ya l estaba ganado. Tu y yo, sabemos de antemano que la existencia de Dios es abstracta, que el cielo es imaginario y que tal vez no hay nada después de aquí, pero hoy quiero creer en El, por ti, hoy vacio mi sensibilidad ante tu partida y deseo con todas mis fuerzas que descanses en Paz, donde quiera que estés, donde quiera que vayas, con quien estés y si no estás también, descansa, descansa que lo que hiciste lo hiciste bien y el recuerdo que dejas es bueno, ese recuerdo que será siempre bienvenido. Sé bien que no volverás y me resigno a decir que te voy a extrañar, que te deseo lo mejor.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar
Dios te bendiga. ADIOS SEÑOR LIBORIO.